Cuando aún no nos habíamos recuperado del reciente fallecimiento de nuestro compañero Manolo Villaverde, nuevamente la desgracia toca a la puerta de nuestro Grupo, ahora con la súbita muerte de otro compañero, Ángel Santiago, “el ferroviario”, como también lo conocíamos los más antiguos. Su muerte, por las circunstancias en las que se ha producido, nos ha dejado a todos fuera de lugar. Tan sólo hace un par de meses, como en años anteriores, disfrutábamos de su compañía en el viaje de Semana Santa, en esta oportunidad a Navarra. Cada vez que en este viaje hacíamos una parada era obligatorio decirle “pero Ángel, a donde vas con todo eso” y él siempre nos respondía “es para los nietines”, adquiría toda clase de dulces típicos de cada zona, al final en el autobús había un verdadero arsenal.
Ángel Santiago era socio del Grupo desde hace más veinticinco años. Por aquél entonces, domingo tras domingo, acudíamos a la cita montañera generalmente con nuestras mujeres e hijos, el lo hacía con su esposa María y sus hijos Angelín y Jorge, éste ya fallecido en plena juventud, era el dúo más cantarín que había en el autobús. Cuanto disfrutábamos entonces, de ello pueden dar buena fe Gloria, María Elena, Cotarelo, entre otros.
Cuando en cada salida, en cada momento de apuro, fuere cual fuere la situación, siempre nos ayudamos para alcanzar la cumbre, procurando hacerlo todos lo más juntos posible, Ángel Santiago. para ascender a la Cumbre más alta a la que podemos aspirar lo ha hecho en solitario, en la más solemne intimidad, sin necesidad de ayuda.
Ya no volveremos a escuchar sus célebres frases, como “hay compañerín del alma”, “que hay camarada” o aquella de “tal y cual”, entre otras, que estoy seguro siempre van a estar sonando en nuestros oídos.
Descanse en paz nuestro compañerín del alma Ángel Santiago “el ferroviario”.
Ángel Santiago era socio del Grupo desde hace más veinticinco años. Por aquél entonces, domingo tras domingo, acudíamos a la cita montañera generalmente con nuestras mujeres e hijos, el lo hacía con su esposa María y sus hijos Angelín y Jorge, éste ya fallecido en plena juventud, era el dúo más cantarín que había en el autobús. Cuanto disfrutábamos entonces, de ello pueden dar buena fe Gloria, María Elena, Cotarelo, entre otros.
Cuando en cada salida, en cada momento de apuro, fuere cual fuere la situación, siempre nos ayudamos para alcanzar la cumbre, procurando hacerlo todos lo más juntos posible, Ángel Santiago. para ascender a la Cumbre más alta a la que podemos aspirar lo ha hecho en solitario, en la más solemne intimidad, sin necesidad de ayuda.
Ya no volveremos a escuchar sus célebres frases, como “hay compañerín del alma”, “que hay camarada” o aquella de “tal y cual”, entre otras, que estoy seguro siempre van a estar sonando en nuestros oídos.
Descanse en paz nuestro compañerín del alma Ángel Santiago “el ferroviario”.
Norberto Nosti
Presidente del G.M.Monsacro